Un ser humano jamás se define por aquello que los demás dicen que es. He aquí una de las pocas verdades que me atrevo a afirmar. Una verdad teórica que se comprueba gracias a acontecimientos como tu vida, Julio.
Me acaban de comunicar que el cáncer se te ha llevado con apenas cuarenta años. Pasaste por nuestro Servicio Prelaboral como cliente y yo te conocí estando allí como profesional. Los que pudimos escucharte, los que intentábamos entenderte al margen de lo que hubieras hecho en tu vida o de tu sintomatología (no te creas que es tan fácil, ya sabes que los prejuicios son moneda fácil), sabíamos las ganas que tenías de cambiar algo que, según tú, había sido un error durante demasiado tiempo, tu vida, los caminos torcidos. La incomunicación. Parece mentira. Siempre acusaste la incomprensión del otro, del compañero, del profesional. Y siempre llevabas razón.
Tenías tu manera de hacer las cosas y no siempre se te entendía. No siempre (casi nunca) se tenía el tiempo para escucharte de veras. Pero desde la posición más honrada y honrosa que he visto en una persona supiste ganarte tu lugar. Tu plaza en este momento, en el aquí y ahora. Apostaste por vivir de nuevo, con el conocimiento de la veteranía.
Así que saliste, a pesar de los profesionales que te rodeaban y te decían qué hacías mal y qué hacías bien (con el juicio dudoso de quien no tiene voz ni voto en la vida de nadie), las tutelas, las tutorías, los diagnósticos, las burocracias, las imposiciones y las falsas apuestas acerca de tus posibilidades. Tiraste para adelante a pesar del miedo a la recaída. A pesar de los silencios. A pesar de todo eso, seguías intentando comunicarte con el mundo que no siempre te esperaba. Era tu ritmo, ¿recuerdas?
Al menos tuve la suerte de poderte decir antes de que te fueras que lo que hacías, lo que escribías y dibujabas era absolutamente sublime. Era real. Y tan alejado de las basuras que se mueven por los mercados, por los artisteos, las posturas prefabricadas. Era la palabra escrita y su demostración. Julio, en otra partida, si las cartas hubieran estado de otra manera, habrías sido muy valorado como artista. Y lo mejor, es que bajo esa sonrisa lateral, tímida y auténtica, los dos sabíamos que ya lo sabías. Me quedo con eso. Por eso siempre diré que el arte, la cultura, la belleza, es nuestra. No es una narrativa externa, a pesar de que pueda parecerlo. Tú me lo demostrabas, insistiendo, repitiendo, renunciando. El sistema no sabe de esto. No sabe de las hormigas. Al monólogo de la psiquiatría se le olvidaron hace tiempo los hombres y las mujeres que utiliza para desagravarse del peso del mundo.
De manera que, como despedida y recuerdo, quiero que sepas que me enseñaste a entender que la negativa puede ser un grito de dignidad, que el miedo de los profesionales a sí mismos es la peor de nuestras debilidades. Que respetar el tiempo de otra persona puede ser un paseo lleno de aprendizajes. Que se dice más con una mirada que con cientos de palabras proyectadas sin sentido sobre el otro. Y sobre todo, que se puede volver a comenzar. Porque aunque todo esto haya terminado demasiado pronto, había una certeza en tu mirada, cada día, cuando nos saludábamos o nos despedíamos, cuando me traías tus poemas sólo para que los leyese.
Sabías que lo habías conseguido.
Descansa en paz, artista.
Los que te conocimos, otra gran verdad, no te olvidaremos.
Me he enterado de su adiós apenas unos minutos antes de leer esta entrada. Tienes razón: nunca dejó de intentar comunicarse con el otro, aunque es precisamente de falta de comunicación de lo que solíamos achacarle. No le entendíamos bien. No queríamos entender que la palabra regalada y la conversación fácil entre pitillo y pitillo no era su fuerte, ni tenía porqué serlo, ¿verdad? Pero luego el tío agarraba un bolígrafo y un papel, se iba de nosotros, de todo, y volvía para tratar de explicarnos con esos trazos de tinta a dónde había ido. Ya lo dices bien, era auténtico. Y no fueron sus demonios los que consiguieron derrotarle al final, no, a ellos los resistió y venció. No, fue el cáncer. Demasiado fuerte para nadie, nada se le puede reprochar sobre eso. Bastante luchó y venció como para llenar varias vidas.
Que descanse ya, que se lo ha ganado.
Jacob.En menoria ha JULIO un compañero,que aunque no era una persona muy alegre,y comunicativa con los demas le costava decir lo que le pasaba,pero en su pequeño mundo de dibujos o historias nos decia cosas a su manera,tenia mucha iniciatva en las actividades, creativas y es una cosa nos deja ¿creis lo mismo?.Pero que pena una persona tan querida por los demas,le tocase la peor enfermedad,el Cáncer con la cual ha luchado pero perdio.Descasa en paz,que te lo has ganado
No oblidaré mai aquells petits detalls, gairebé imperceptibles, que utilitzaves per dir-nos; ei! estic aquí per tirar endavant encara que la majoria no s’ho cregui!!; aquest somriure, Marco, que dius tu, aquesta mirada a terra… Era com si no ens volguessis obrir la porta però si teníem la paciència suficient aixecaves el cap i, a través de la mirada més clara i sincera que m’hagi trobat mai, ens deies; si que hi soc i t’obro la porta però jo ho faig així, com no ho fa la resta.
Has marxat massa aviat ja que ens hem quedat amb ganes de seguir aprenent coses de tu però et vull dir una cosa: pots marxar tranquil havent deixat l’obra d’art més gran que et puguis imaginar, la teva vida.
La última vegada que vam parlar em vas dir que no ens havíem pogut conèixer molt però que t’alegraves d’haver-me conegut, igualment company!!!
Gracias por vuestros comentarios, JM, Dani y Jacob. Seguro que le hubiesen encantado.
Un saludo.
Gracias Marco,era un chico muy querido x todos (usuarios,profesionales)
Recordo la teva cara, el teu somriure, la teva mirada de pícar… Evoco el primer moment que ens vem trobar. Et veig assegut davant meu… La mirada a terra i les paraules més aviat escuetes en un principi, es van anar tornant més laxes amb el temps… em vas deixar entrar… Em despertaves tant respecte…tanta tendresa…i la curiositat de saber qui erets més enllà de lo burocràtic i dels diagnòstics… Mai m’agrada’t això, mai he cregut en una veritat, en una manera de fer, de pensar, de sentir, de viure la vida… N’hi ha tantes i de tants colors… Com diu el Marco, una formigueta que a poc a poc va fent, que ja li va bé que el món giri a la velocitat que vulgui mentre no l’empenyin a ser algo que no és… No era el teu ritme…ni ho havia de ser…Hi ha tants corsers de què desfer-nos…
Em costa posar en paraules tot el munt de sentiments que se’m desperta. Sento tristesa al saber que ja no estàs bategant, que s’ha acabat. Com si m’haguessin tirat un got d’aigua i m’hagués despertat. He tingut l’impuls de llegir-me el que em vas escriure al marxar… “Contigo llegó la primavera y ahora que te vas volverá el invierno”… Poeta de sempre, artista que sap tocar l’ànima de l’altre amb les seves paraules… M’hagués agradat despedir-me de tu i preguntar-te si realment va tornar l’hivern… Segur que no…. La gràcia de la vida és que cada dia surten sols, només hem d’estar atents a mirar-los i saborejar-los… Sé que ho vas fer i la mostra són totes les petjades que has deixat en els cors dels altres, de tots, de mi… Espero que un dia ens trobem. Mentrestant, et deixo aquesta cançoneta perquè la puguem ballar, cada u des d’on està… Per sempre Julio.
Gracias a ti, Neus. Julio siempre te recordaba. Demostraste que hay que confiar antes en la persona que en el diagnóstico, escuchando de veras su ritmo y su manera de comunicarse. No te creas que es algo tan obvio, otros profesionales no lo tenían tan claro.
Te puedo asegurar que en los últimos tiempos, Julio estaba feliz de su proyecto.
Un abrazo.
Gràcies per aquestes paraules Marco… Una abraçada moolt gran!