FORMAS DE LO AUSENTE (I)

Lo que no está es la sombra que persigue al sujeto y lo impulsa a continuar buscando. Lo ausente como proyecto de vida ineludible. Lo presente como una manera de aguantar, de soportar con ambas manos los hilos que mantienen la estructura erguida. Como la araña que corre cuando alguna de las partes de su red se ha roto.

Y dónde encontrar lo que mirabas si cuando mirabas estaba allí. Conjugas ahora los verbos porque aquel momento es pretérito. A veces importa, la mayoría de ellas.

La vida como sucesión de procesos de duelo.

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La necesidad de imponer ese lugar para que otros lo vean, en un intento de justicia, en el trabajo de Isabel González y Eugeni Gay. Los que quedan, lo que se quedó ahí, detenido, el lugar físico donde mora el agujero-pivote que ejerce de enganche con lo perceptivo. El tríptico como envase del triángulo con los vectores de la presencia, la ausencia y el híbrido que mantiene vivo el margen.

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La fascinación, en este caso, sin dolor, en el trabajo de Irina Werning. No hay miembros apuntados, no hay modificaciones flagrantes del espacio o del tiempo. Hay ausencia de la ausencia, son patrones de modificación. Es la transformación, sin más. No es un concepto moral, es un alarde del proceso de lo vivo que provoca una identificación y proyección confortable, casi deliciosamente envidiosa.

Dos maneras puntuales de entender la forma y las implicaciones de lo ausente.

REFERENCIAS:

YAK-42, de Isabel González y Eugeni Gay.

BACK TO THE FUTURE, de Irina Werning.

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