MONO, mi segundo poemario, por fin vio la luz en 2016. Joan de la Vega, editor de La Garúa Poesía confió en el manuscrito y ayudó a que el libro cobrase, finalmente, forma física. Presencia y tacto. No dejaré de agradecerle su gesto de valentía, que publicar en estos tiempos según qué tipo de poesía, según qué tipo de autoría, no es tarea fácil. Se puede adquirir en contacto conmigo o a través de la web de la editorial.
Si has llegado aquí habiendo leído el libro, ya sabes de qué van los poemas. Porque ya le has dado forma, la tuya, a partir de los trazos que fueron construidos. Si aún no me has dicho qué te pareció, recuerda que estaría encantado de saberlo. Al fin y al cabo, para eso está, para eso ha cobrado corporeidad.
Si has llegado aquí y no conoces el libro, te puedo contar un par de cosas. Algo que pueda, quizá interesarte para leerlo. O no, que nunca se sabe.
Los poemas de MONO hablan sobre una cualidad de ser, de estar en el mundo. Pretenden ser poemas núcleo, pequeñas proteínas en medio de un descampado. El andamiaje de la estructura son los escenarios de guerras cruentas, de pasajes al acto que han devenido, por necesidad, en agujeros en la historia y en vacíos en las vidas de cada uno de los individuos que las experimentaron. Porque MONO trata de eso, de significantes anclados en un lugar, territorio o senda, vector indolente, que se relacionan con el medio como la piedra con el agua, esté más o menos sucia. Con los batracios. Con las bacterias. Piedras que incluso un día se acaban moviendo o desaparecen. Engañosas referencias de lo sólido y lo irremediable, sustraídas por voluntades incontrolables.
Para quien no lo conozca, un adelanto:
MONO no es ninguna revelación de nada. No es, ni siquiera, un desahogo. Ni una lección, ni una declaración de intenciones.
Ojalá, al menos, semillero.
O agujero en el techo, por donde corra una extraña corriente de aire que no se note, casi.
O habitación plagada de errores y recuerdos. Y al final, la fabulosa contingencia.
Gracias por acercaros.
PD: MONO tiene que ver con múltiples influencias. En particular, las musicales. No habría un solo poema sin ellas…