Dice Darian Leader en La moda negra que la función del arte -de los procesos creativos, añadiría- no deja de ser la de mostrar construcción después del caos, la de ejemplificar para el espectador cómo se puede crear algo partiendo del dolor, de la falta; de la ausencia de los objetos, los lugares y del otro. Angustia (Editorial Origami, 2014), del escritor zamorano José Ángel Barrueco (1972) es un ejemplo que ilustra a la perfección la hipótesis de Leader.
Angustia es una narración, un relato subjetivo que contiene la secuencia mental, espacial y temporal de unos hechos, el diagnóstico de cáncer de una madre y su fallecimiento. El archivo de unas horas, pensamientos y lugares, entramado de coordenadas vitales, por los que se va moviendo un hijo, un hombre, que intenta comprender. Un hombre que busca y, con lo que encuentra, construye.
Angustia es una abstracción que en su conjunto deviene cartografía que finalmente toma una forma plástica: el mapa trazado desde el conocimiento de la noticia del diagnóstico hasta hoy. Un mapa que continúa porque produce un efecto de semilla en quien lo lee, inevitablemente, produciendo una cierta disposición del propio cuerpo a participar en esta historia, con sus protagonistas, con la dinámica de sus relaciones. Y el lector como espectador-experimentador atravesado: desde la visión remarcablemente honesta de aquel que narra, hasta la figura luminosa, tan real como fílmica -literaria-, de la madre.
Angustia es el hilo de plata trazado por una serie de viajes donde lo significantes tililan en su hueco vacío -tumbas, citas sobre la muerte, la enfermedad, la vida por encima de nosotros- y donde se intenta cazar los significados que se encuentran en esas palabras, rizomas también que se unen y a la vez dan a luz a este relato. Y la pregunta, ¿cómo lo hicieron ellos, ellas (Bernhard, Sontag…) para soportarlo?
Angustia es un órdago a la posteridad; el establecimiento de un dispositivo ficcional, tierra labrada a la conversión en personaje -y su eternidad- de una persona que transitó por el mundo real, una forma de perdurar en todos los mundos posibles. Un fantástico ejercicio de inmortalidad como sólo puede lograr la literatura, desde el enunciado y la ausencia inherente a toda palabra dicha, toda representación.
Angustia es una reflexión sobre la distancia, el amor, la culpa, la fuerza, el síntoma, el malestar, la alegría, el humor, la vida y la muerte. Un muestrario de posibilidad frente al vacío, alternativas dibujadas sobre el vértigo. Una aseveración sobre el valor fundacional de la palabra, sobre su función absoluta de lugar y cuerpo.
Angustia es un libro necesario que concierne a cualquiera. Es un regalo que viene del dolor y que conduce hacia el futuro. Y el futuro es ese lugar en el que seguimos estando, allí se habita en el continuo. Allí, uno siempre se encuentra.
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Blog de José Ángel Barrueco